Por la fe, la prostituta Rajab no murió junto con los desobedientes, porque había recibido bien a los espías. Hebreos 11:31

¿Cuántas veces has escuchado la historia de Rahab? A lo mejor muchas veces la has conocido y sino has tenido la oportunidad, ¡bendito Jesús que hoy recibirás un extracto de ésta!

Uno de los detalles que cautiva mi corazón y mi atención es cuando aún en el Nuevo Testamento se le recuerda como una mujer de fe. 

Porque gracias a la fe que nació en su interior, ella pudo ser librada de la muerte junto con su familia cuando los espías destruirían junto con el ejército a todo Jericó.

Por la fe, Rahab pudo salir con vida de la ciudad. Por la fe, pudo tener una nueva oportunidad a pesar de su pasado. Por la fe, pudo recibir a Dios en vida. Por la fe, construyó una nueva familia. Por la fe, aún en nuestros días se contunúa mencionando su nombre.

Y es que por nuestra fe transcendemos generaciones. Por la fe, conquistamos un nuevo futuro. Por la fe, tenemos acceso a la vida eterna. Y sobre todo por la fe, recibimos el más grande amor que nos entrega nuestro Padre, con su hijo Jesús y su Espíritu Santo.

Amiga:

Que por la fe que vive en nuestro interior seamos conocidas. Que por la fe que hospedamos en nuestros corazones impactemos, en el nombre de Jesús, las vidas de mucho para traerlos a su Luz. El pasado de Rahab quedó allá en Jericó. Quedó entre las cenizas y  los escombros que quedaron cuando la ciudad amurallada fue destruída. 

Así queda también el pasado de cada una de nosotras, entre ruinas, hecho pedazos. Hay un nuevo lugar que Dios nos obsequia cuando venimos a el; y también una nueva historia para escribir.

Que por la fe que creemos otros sean transformados para bendición. Por la fe que cada una tengamos bendeciremos no sólo nuestra vida, sino también las de nuestras familias y aquellos que amamos.

Que lo que es escriba de ahora en adelante en cada una de nuestras vidas sean palabras de fe, sean obras de fe y sean pensamientos de fe. 

¡Hay alguien más adelante que leerá tu historia de fe!

Dios te bendiga.

Con amor,

Xiomy M.





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