Jesús había ido a Betania, a casa de Simón, al que llamaban el leproso. Mientras estaba sentado a la mesa, llegó una mujer que llevaba un frasco de alabastro lleno de perfume de nardo puro, de mucho valor. Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús.
Marcos 14:3

Cuando la mujer derramaba sobre Jesús el perfume muchos señalaron su acción pensando que había desperdiciado el perfume, ya que este era costoso. Otros, indicaban que era mejor haberlo vendido para ayudar a los pobres; en fin todos dieron su opinión respecto al mejor uso que entendían era el mejor con el frasco de nardo puro.


Así mismo sucede cuando cada una de nosotras hace alguna acción para honrar y agradar a Jesús. Muchos pensarán que perdemos el tiempo, otros dirán que nadie te escuchará, otros exclamarán que Dios no te ha llamado, etc. En fin, todos tendrán una opinión respecto a lo que decidas accionar. 


Pero, hoy vengo a decirte por este medio, que no cobre sentido y peso lo que los demás indiquen. La opinión y la expresión que resalta, sobre todas, es lo que diga tu Amado. El que conoce tu corazón, el que conoce la intención y pasión por la que trabajas en la extensión de su evangelio y el ve cada una de tus obras. Sólo Él sabe para qué te formó y sobre todo el propósito para el que fuiste creada.


Hoy vengo a decirte que sin importar el escenario que tengas alrededor, nada es más hermoso que postrarnos ante sus pies. Nada es más importante que rendirnos ante Él. No mires lo que tienes alrededor; entrégale hoy y siempre lo mejor de ti. Lo más valioso no son tus pertenencias materiales, lo más importante para entregarle es tu vida a Jesús.Entregarle tus destrezas, tus talentos, tu llamado, tu creatividad y tu esencia.  Lo mejor del frasco del perfume es lo que contenía en su interior. Así, que lo que más agrada a Jesús es lo que hospedas en tu interior y lo que de allí emana. Por esto, amó tanto el acto de la mujer, Él vió lo que se derramó de su corazón. 


Amiga:


Derrama tu corazón delante de Jesús. ¡Tú vida es su mejor alabastro!


Dios te bendiga.


Con amor,


Xiomy M.



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