El séptimo día, alegre por el vino, el rey ordenó a Maumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás —los siete eunucos que servían personalmente al rey—, que trajeran a su presencia a la reina Vasti, luciendo la corona real, para que el pueblo y los principales del reino pudieran admirar la belleza de la reina, pues era realmente . 
Ester 1:10-11

Durante el reinado del rey Asuero, se celebró una fiesta durante seis meses. Su gran imperio se extendía desde la India hasta Etiopía; grandes riquezas  se desplegaban como parte del poder que había conquistado.  Entonces, luego de esta celebración de seis meses, el rey Asuero quiso realizar otra fiesta durante siete días más para los funcionarios y sirvientes del palacio. 

Por su parte, la reina Vasti también había organizado una fiesta para las mujeres. La reina festejaba con su grupo de mujeres invitadas y el rey celebraba con los hombres por separado. Justamente en el séptimo día de la fiesta del rey Asuero, este envía a llamar a la reina Vasti para que venga a su fiesta con su corona real para mostrar a todos su belleza. Es entonces cuando la reina Vasti no acepta  la órden del rey Asuero.  

La Palabra nos indica que por mucho tiempo el rey estuvo de fiesta. Ahora, luego por siete días nuevamente continúa celebrando y cuando ya estaba ebrio manda a llamar a la reina. Me pregunto: ¿porqué no lo hizo el primer día de su celebración? Si el rey Asuero se encontraba "alegre" como dice la Palabra, podemos imaginar cómo estaban los demás invitados de la fiesta. Donde no había límites para el vino. 
¿Qué urgencia tenia para mandarla a llamar cuando ya todos estaban embriagados para mostrar su belleza?

Muchas veces la respuesta de la reina Vasti es tomada desde un punto de vista de desobediencia ante el rey. Podemos ponernos en el lugar de Vasti y entender su decisión si alguna de nosotras somos invitadas a una fiesta donde el alcohol abunda. Si es difícil tolerar una persona ebria durante un día, imagínate cómo sería tolerar a una persona ebria, ¡por siete días! Si hay algo que nos consta es que donde hay personas embriagadas nada bueno puedo salir de allí. Una fiesta llena de vanidad, lujos, copas de oro, en los jardines del palacio. Sólo para mostrar a los demás la grandeza de su poder. 

La reina Vasti, no pensó en que perdería su reinado. Ésta se dió su lugar como mujer, su valentía y entereza son dignos de admirar. Ella no era un trofeo que podía mostrar cuando el rey quisiera. Ella fue destronada de su reinado, le sería quitada la corona que poseía. Estoy segura que el mensaje que envió a las mujeres del reino de Susa no fue el que le indicaban los consejeros  al rey Asuero.

La reina Vasti, es un ejemplo de lo que significa decir NO en el momento oportuno. Muchas de nosotras en el caminar de la vida, hemos tenido que decir que no a muchas cosas para ganar otras. A lo mejor hemos perdido puntos o méritos con el mundo, pero hemos ganado una eternidad al lado de nuestro Amado.  Si Vasti lo hizo, siendo una mujer que no conocía al Dios de Israel, cuánto más nosotras que le conocemos y tenemos el privilegio de ser llamadas sus hijas.

Le decimos que NO a todo aquello que nos desea envolver con fiestas, lujos, libertades,  riquezas, etc.; pero le decimos que SÍ a todo aquello que nos bendice y nos nutre positivamente. Aquello que respeta y honra la mujer que cada una somos.  

Amiga:

¿Cuál es tu respuesta ante aquello que está mal? 

Así hizo la reina Vasti, prefirió negarse ante una petición, para no ser expuesta en un escenario lleno de cosas obscenas. Sin importar de quién venga una proposición deshonesta, mantén firmeza en tus respuestas. Pasándolas por el filtro de la Palabra y del discernimiento que nos regala Dios a través de su Espíritu Santo. 

Que nos arranquen todo lo material y los títulos que deseen pero, jamás permitas que te arrebaten tu salvación, tu dignidad como mujer,  tu primer amor y sobre todo la pasión de agradar al Padre antes que al mundo. 


Dios te bendiga mucho.

Con amor,

Xiomy M.


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