Cuando Ana recibió la bendición de convertirse en madre, sus labios entonaron una hermosa oración. Parte de esta oración dice así:
"No hay santo como el Señor; porque no hay ninguno fuera de ti; y no hay fuerte como el Dios nuestro".

Su oración más anhelada (dentro de su corazón) fue presentada en el santuario delante de  Dios y luego cuando esta petición fue contestada; Ana le agradeció con una hermosa oración. Oró antes de y después de. Ana oró para pedir y oró para agradecer. 
¡Qué gran lección y enseñanza!

No olvides agradecer al Padre en todo tiempo, pero sobre todo, no olvides agradecer cuando dé respuesta a tus peticiones. 

Mi oración es que cada una podamos componer oraciones tan hermosas como ésta que ella hizo, Oraciones de gratitud que exalten el poder que sólo Dios tiene en los cielos y aquí en la tierra.

Amiga:

Recuerda que de hoy en adelante oramos para pedir y oraremos también para agradecer. Cualquier carencia que tengas hoy te conducirá a una gratitud mayor al Padre.

¡Qué muchos cánticos se escribirán y se pronunciarán para Dios! ¿Estás lista para abrir tus labios?

Dios te bendiga.

Con amor,

Xiomy M.



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