No importa en qué parte del desierto te encuentres, el Señor siempre escuchará tu voz.

El sol y el calor podrán agotarte y hacer que te sientas sedienta, pero el Señor proveerá un oasis para calmar tu sed y refrescar tu espíritu.

El viento impulsará la arena delante de tus pasos y aunque no puedas ver con claridad lo que tienes por delante, el Señor ve desde su trono, el vela tus pisadas.

El panorama árido del desierto será el mejor escenario para que puedas ver a Dios transformando todo para bendecirte.

Mientras caminas por la arena tus piernas se cansarán, pero ahí el Señor fortalezerá tus pasos. Tu fe y tu mirada en él.

Amiga: sigue caminando,
sigue creyendo,
sigue orando y
sigue clamando.

Cobra ánimo y aliento, porque Él ha escuchado tu dolor. (Génesis 16:11)

Dios te bendiga,

Con amor,

Xiomy M.






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