Llamaron a Rebeca y le preguntaron:
―¿Quieres irte con este señor?
Y ella respondió:
―Sí, me voy con él. Génesis 24:58

Qué hermosa respuesta dió Rebeca cuando Eliezer deseaba llevarla con el a donde Isaac. El viaje era largo y aún así su contestación fue inmediata y llena de fe. Con estas dos letras en su boca, marcó con bendición y propósito no sólo su vida, sino también la de las generaciones que saldrían de ella.

Rebeca, no conociía nada sobre Isaac, sólo los detalles que el siervo había expresado a su familia. ¡Qué detalles porque bien que Dios había bendecido este viaje! Dentro de su corazón no titubeó en responder ni demorar más su partida.

¡Cuánto he podido aprender con Rebeca en esta semana! Cosas que antes jamás había pensado, a Dios le ha placido regalármelas para este hermoso tiempo. Sí, hermoso porque su amor y gracia están dentro de mi y dentro de ti. Porque su Espíritu Santo está con cada una en nuestro interior.

Rebeca, dijo sí. ¿Cuántas de nosotras decimos hoy: "sí, me voy con Él". No necesito verlo para decirle que sí, no necesito tocarlo para decirle que sí, no necesito esperar más tiempo para decirle que sí.

Aquí, ella representa a la iglesia de Jesucriso en el tierra. Esa iglesia que está dispuesta a ir a ciegas. ¿Cuántas veces hemos escuchado que alguien está enamorado a ciegas? Así nos enamoramos de Jesús, a ciegas; porque la fe que tenemos en el nos impulsa y nos lleva a su voluntad para responderle: "sí".

El siervo de Abraham, la atrajo y capturó su corazón con sus palabras y la poderosa unción que Dios había depositado sobre el para este poderoso viaje. ¿No se parece a la labor que hace el Espíritu Santo en nuestras vidas? El Espíritu Santo está aquí en la tierra, buscando esposa para Jesús. Está buscando cautivarnos para llevarnos a donde nuestro Amado.

Cada una de nosotras, nos podemos reflejar en Rebeca en este día, para este tiempo.

Mi oración es que cada una podamos responderle al Espíritu Santo: "Sí, me voy contigo".

Las bodas se aproximan, ¿cuál será tu respuesta?

Dios te bendiga.

Con amor,

Xiomy M.

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