Cuando Agar llegó al manantial que está en el desierto de Sur, junto al camino que lleva a Egipto, Dios salió a su encuentro  y le dijo:—Agar, esclava de Sarai, ¿qué haces aquí? ¿A dónde vas?
Génesis 16:7
En muchas ocasiones decidimos huir de las circunstancias que nos oprimen, así le pasó a Agar. Huía de los maltratos que Sara, su dueña, le estaba dando. Dentro del cuadro de sus vivencias, ella también había tratado a Sara con desprecio cuando se enteró que estaba embarazada. Dentro de sus costumbres, el hijo de Agar le pertenecería a Sara porque esta era su esclava. Ambas actuaron de manera incorrecta y fuera de la voluntad de Dios.
A pesar de lo que vivió Agar, dentro de su estado, no estaba en los planes de Dios que huyera, sino que obedeciera a Sara y se mantuviera allí. Dios, además de indicarle que regresara con Sara, le regaló una  promesa poderosa por causa de su obediencia.
Dentro de la opresión, el maltrato, las situaciones complicadas que parecen no tendrán solución y fin; siempre la solución que parecerá más sencilla, será huir, moverte de lugar, salir corriendo, etc. Así lo hizo Agar, aún estando embarazada. 
Amiga, para Dios siempre será importante nuestra sumisión, nuestra obediencia, nuestra lealtad y nuestra fidelidad a su propósito y sus planes. Así lo vemos dentro de este capítulo de Génesis.
Hoy es un buen día para que como hijas de Dios podamos responderle: qué estamos haciendo y hacia dónde vamos, a dónde nos dirigimos. Son preguntas que marcarán nuestras decisiones.
La voluntad de Dios siempre brillará en medio de los panaromas más difíciles.
No olvides que recibirás la promesa cuando decides sujetarte a sus planes.
Recuerda que el es el Dios que todo lo ve...
Dios te bendiga.
Con amor, 
Xiomy M.





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