Por sus frutos...



"Por sus frutos los conoceréis"...Mateo 7:16

¿Cuántas veces hemos escuchado este versículo de la Biblia? De mi parte les confieso que han sido muchas. 

La palabra es viva y certera en todo tiempo. Este versículo de Mateo en estos días ha estado hablando a mi corazón. Les cuento que en semanas atrás compré: calabaza, chinas y limones. Decidimos en familia empezar a sembrar. Aprovechar y sembrar estas semillas y plantarlas junto con otras de tomates y pimientos. En la casa tenía recipientes,  botellas de detergentes y jugos que podríamos usar como tiestos improvisados. Nunca he sido de sembrar mucho ya que trabajo fuera de la casa y con la escuela de mis hijos y sus actividades extracuriculares no tengo el espacio para dedicarme a un jardín. Así que aprovechando los días de aislamiento social, busqué la tierra y planté las semillas que les mencioné. 

No había pasado ni una semana y algunos tiestos ya estaban retoñando. íQué emoción! Es entonces cuando se me acerca mi hijo mayor para conocer cuál era el fruto o verdura que había brotado. Me quedé callada porque para mi sorpresa no sabía qué era. íNo los había identificado! Despiste mío.
Ni siquiera pasó por mi mente el día que lo hice. 

Luego, le contesto: "no te preocupes que cuando crezcan y den frutos sabremos qué es cada cosa".
íUff! Fue como una expresión que salió por mis labios y volvió a mí directo al corazón. De esas que sabes que Dios te quiere hablar o mejor dicho te está hablando. Mi hijo me dejó sóla en la cocina y me quedé allí meditando en esto. Él se fue satisfecho con mi respuesta. 

Cuando cada planta dé su fruto sabremos lo que allí se sembró. Si fue calabaza tendremos calabaza, si fueron tomates, saldrán tomates y así con cada uno. 

Actualmente pareciera que los profetas (mensajeros) de Dios se han multiplicado. Las redes y los canales de Youtube han sido inundados con palabras y profecías. Los temas son variados,  sin entrar en detalles respecto a lo que exponen por que respeto la expresión de tales personas. Pero, en medio de tantas palabras,  ¿cómo saber si realmente esa profecía o mensaje viene de Dios? La biblia nos da la respuesta: por sus frutos. El mismo Jesús nos entrega esta contestación tan sabia. Entonces, antes de recibir un mensaje sea de manera audible o por escrito, busquemos cuáles son los frutos de esa persona. Evaluemos sus frutos. Es nuestra tareay deber.

Más adelante en este capítulo de Mateo nos dice que: "todo árbol sano da buenos frutos, mientras que el árbol enfermo da frutos malos". Cuando vemos un árbol de frutos estoy segura que todas miramos la corteza del tronco, sus ramas, hojas y vemos que los frutos no tengan gusanos o estén dañados. En mi patio hay un árbol de cerezas y siempre que salen las esperadas cerezas, que tanto me gustan, miro cada una de las frutas ya que estas tienden a ser bien comidas por los gusanos. Si esto es cierto en nuestras vivencias que pudieran ser cotidianas, ¿cuánto más no debemos evaluar los árboles y los frutos que están nutriendo nuestro espíritu, mente y corazón a diario?

¿Qué estás ingieriendo espiritualmente? ¿Estás evaluando el árbol antes de tomar sus frutos? Preguntas simples, pero que tienen un efecto importantísimo en nuestro interior y sobre todo en los que nos rodean también, porque muchas veces compartirmos de lo que "comemos".  Los frutos del espíritu son: paz, amor, benignidad, mansedumbre, templanza, fe, bondad, paciencia, gozo. (Gálatas 5:22-23) Contra tales no hay ley. 

La palabra nos dirige y nos alerta sobre los falsos profetas  que no deben ganar nuestra atención y tiempo. Con todo lo que acontece en el mundo, como hijas de Dios, tenemos que estar apercibidas para no ser engañadas. Hoy más que nunca debemos cuidar y ser celosas con nuestros sentidos. No seamos contaminadas con el carisma y la sinceridad fingida. En los tiempos que nos ha tocado vivir hay que ver a las personas por sus frutos, dejando a un lado la apariencia, el estatus social y político, la preparación académica, los títulos, los nombres, etc.Tus frutos y los mios serán nuestra carta de presentación ante todos. íEstos le hablarán al mundo de Jesús!  Hablarán de su amor. No podemos perder el temor, que es el principio para ser sabio. Nuestros frutos le hablarán a Dios sobre lo que estamos realizando como hijas con los dones y talentos que él nos ha entregado.

Mi oración al Padre es que las semillas del espíritu que están en cada una den buen fruto en su tiempo. Un fruto que sea saludable y puro para dar a otros de lo que Dios nos ha dado a cada una. Cuando tengamos que evaluar lo que recibimos o escucharemos de otros y lo que daremos a los demás,  como hijas del Padre, meditemos en este versículo de Mateo.  No olvidemos que el fruto habla del árbol y no el árbol del fruto.

Dios te bendiga. 


Con amor,


X. Maldonado

*La foto en la parte superior la dibujó y pintó el mismo que me preguntó qué había sembrado en cada envase, no es casualidad que anoche lo dibujara. Él no sabía que escribiría sobre esto hoy. Mi hijo mayor*
04/22/2020





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