Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca. 
Ester 4:16

Como hijas de Dios, cuando llegan noticias negativas a nuestras vidas: ¿qué es lo primero que hacemos?  
Dentro de la vida de Ester admiro mucho cómo se condujo cuando recibió el edicto que indicaba que destruirían, matarían y exterminarían  al pueblo judío. Entre estos: jóvenes, ancianos, ninos y mujeres.
Si en nuestra actualidad recibieramos una noticia similar respecto a nuestra nación, ¿cómo reaccionariamos? ¿Actuaríamos en nuestra humanidad? ¿Llenaríamos las redes sociales con indirectas, quejas y lamentos? ¿O nos iríamos a hacer una marcha pacífica en lugares claves para los ciudadanos y el gobierno? En definitivo se pudiera parecer el cuadro a lo que vivimos en la actualidad. Donde las maneras de oponernos a algo son tan diferentes y tan llamativas, por así describirlo. 
Dentro de la autoridad que tenía como reina, Ester convovó ayuno con sus criadas y con su pueblo reunido en Susa. Convocó un tiempo poderoso de oración y ayuno por tres días (día y noche). Antes de llevar su petición tuvo un tiempo de separación, donde permitió que su humanidad mermara para ser dirigida con sabiduría  y en el espíritu. Ni el impacto, ni la magnitud de la noticia la movieron a actuar indebidamente. No podía salir corriendo, tenía que ir primero  al lugar secreto para recibir las instrucciones.

No podemos conducirnos impulsivamente cuando se trata de ir delante del Rey. No podemos permitir ser envueltas en los planes del enemigo para arrastrarnos y impedir que busquemos primero el rostro de Dios. 

Si hay algo que podemos aprender con Ester es que para todo hay tiempo. Con nuestra sabiduría y nuestro tiempo de  oración podemos cambiar el curso de los planes que el enemigo traza para destruir y matar. Gracias a este poderoso tiempo cuando Ester fue donde el rey Asuero halló gracia y le fue extendido el cetro; donde más adelante le comparte que ella y  su pueblo han sido vendidos para ser destruidos.

No podemos saber o controlar cuando llegarán las noticias negativas a nuestras vidas, pero como hijas de Dios hemos recibido estrategias para ser guiadas. Para caminar en lo sobrenatural y no en lo natural.
Por encima de todo, como mujeres de fe, tenemos al Espíritu Santo quien es nuestro mayor Consolador en los momentos duros.

Amiga, la próxima vez que recibas una mala noticia, ¿qué será lo primero que harás?

Mi oración es que el lugar secreto sea tu primer refugio.

¡Dios te bendiga!

Con amor,
X. Maldonado


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