Si a Su Majestad le parece bien, y si en verdad me ama, le ruego que saque otro decreto, por medio del cual anule la orden que Amán dio de exterminar a los judíos que viven en todas las provincias del reino.  ¿Cómo podría yo quedarme tranquila viendo que la desgracia cae sobre mi pueblo? ¿Cómo podría quedarme quieta viendo la destrucción de mi gente? 
Ester 8:5-6


Para un tiempo de propósitos llegó Ester al reino. Jamás hubiera imaginado que el día que llegó allí por primera vez , estaría allí para dar la vida por su pueblo. Dios, la había colocado en la posición de reina por un propósito que sólo el conocía. Es de admirar la familia que la engendró y su primo Mardoqueo, quienes le enseñaron el fundamento principal de la vida: la oración y el ayuno.
Definitivo que cuando tenemos hijos es nuestra responsabilidad equiparlos en casa para cuando salgan al mundo, sean instrumentos de bendición que marquen y bendigan los lugares a donde vayan. Que puedan transformar las atmósferas y ser una luz que nunca se apague.

Ester, aún siendo una jóven, llevó lo aprendido en casa al palacio. Ni los trajes, ni el año en que estuvo siendo preparada, ni las joyas, ni el tener sirvientas a su disposición cambiaron la esencia que había en ella. Ni el poder, ni la corona, ni el oro y la plata hicieron que ella se alejara y dejara de creer en  Dios. 

La oración y el ayuno fueron su primera estrategia, luego se presentó ante el rey Asuero. Dispuesta a dar su propia vida por los demás. La batalla primera la hizo en el espíritu , luego cuando le fue extendido el cetro del rey, fue que batalló contra el que se había levantado para destruir y matar a su nación; tomándoles por sorpresa. Ahora sí que no se quedaría ni quieta, ni callada. Sabiamente se condujo en sus palabras al rey y en sus peticiones. 

Ester, luchó hasta el final. El favor de Dios la promovió hasta el final. El tiempo que sacó para ayunar y orar con su pueblo fue contundente no sólo para su vida, sino para la de todos los judíos de todas las provincias. Con su ayuno estremeció el reino y tuvo el poder para dictar un nuevo decreto a su favor. 

Durante este tiempo, preparemos nuestros corazones para escuchar la voz de Dios. Agradece a Dios por cada una de las promesas que te ha entregado y por la gracia con que te ha rodeado. 

Mientras el mundo afuera está siendo bombardeado y destruido, ¿nos quedaremos quietas como hijas de Dios? ¿Nos quedaremos tranquilas viendo la desgracia que arropa nuestra nación? ¿O nos levantaremos a ayunar y a orar con todas nuestras fuerzas? ¿Oraremos hasta tocar el cielo? ¿Oraremos de tal forma que podamos revertir las tinieblas? 

Mi oración para tu vida y para mi vida también es que podamos, como Ester, cambiar los decretos de muerte y destrucción, por decretos de vida, salvación y libertad sobre nuestra tierra.

¡Juntas podemos lograrlo! Necesitamos levantar nuestra voz...

Dios te bendiga,

Con amor,

Xiomy M.








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