Cautiva de las circunstancias
Por Emma Glizette Caballero Santiago

No se porque situación estás atravesando en este instante de tu vida. Ten la certeza de que eres escogida. Hay un plan determinado por Dios en el que EL, se ha de glorificar y te usará a pesar de circunstancias adversas porque es en medio de tu prueba o proceso por el que estes pasando,  Dios te hace pensar en él, confiar en él y mirar la vida y tu entorno a la manera de el.
La joven cautiva de la historia de Naaman es la que da paso a una preciosa historia.  2 Reyes 5 Este relato da mucha importancia al personaje principal que era este hombre poderoso pero enfermo. Más esta joven sin nombre, solo se le puede llamar CAUTIVA, es la que da vida a la vida de este varón enfermo y marcado por la lepra.
NO importó las circunstancias que esta chica atravesaba para ella ejercer en medio de ello, una FE que estaba libre en su interior y la que cambiaría la vida de todos.
Es esa misma fe, la que provocó en ella la valentía, para como saeta de salvación, lanzar la palabra que ocasionaría un milagro. Evidencia que cargaba una palabra, cargaba promesas, cargaba la certeza de lo que Dios solamente podía hacer. Esa es la diferencia que poseemos que en toda circunstancia que se levante, LEVANTEMOS LA FE, ante la confianza de una palabra que no fallará; porque esa palabra de sanidad y libertad proviene del Dios todo poderoso JEHOVA el Gran Yo Soy, hacedor de maravillas.

Estás tal vez atravesando momentos adversos o quien sabe si asi mismo te sientes, cautiva. Como presa de circunstancias de las que no puedes zafarte y no puedes ver la salida.  Presa de situaciones que oprimen tu corazón y no te permiten ser tu.
Al poner en acción tu fe, la situación será transformada.
Esta joven perdió todo lo que era su vida, su familia, su hogar, su libertad y sus sueños al ser llevada cautiva a otro lugar lejano y llevada a servir a casa de aquel que de seguro la llevó cautiva.
Mujer mírate como esta joven en esta hora, allí en medio de tu situación difícil, en medio de tus imposibilidades o limitaciones, en medio de tu quebranto y de los barrotes que a tu alrededor se han levantado y comienza a desatar esa palabra de sanidad y de liberación, esa palabra de CAMBIO Y TRANSFORMACIÓN para la vida de aquellos que son parte de tu cautividad.


Envia la palabra, hazte oir. POR ELLO NO CALLES para que la palabra de Dios corra LIBRE, Porque esta palabra de vida NO esta cautiva. Y al ser nosotras portadoras de vida y de promesas, llevando a otros esperanza y aliento, soluciones, alternativas y alegrías; hemos de recibir gran bendición.
No es tu nombre, no es tu libertad, no es tu nacionalidad, no es tu lugar actual. ES TU FE la certeza de que las circunstancias de esos OTROS,,,se tornarán en una historia que será contada por siempre impactando a otros con lecciones de esperanza y vida.
Fijate como en esta historia recibimos grandes enseñanzas.  Es que dentro de tu vida y de la de aquellos que te oprimen o lastiman, hay un caudal de bendiciones que son manifestadas cuando ALGUIEN se atreve a creerle a Dios y accionar, en perdón y en la libertad que bendice a los que le rodeen. Esta joven cautiva portaba VICTORIA en un corazón LIBRE ante la cautividad. Porque mientras haya FE, nunca estará limitada la palabra que trae VICTORIA a quienes confiando actúan.

Así hoy mujer NO estás presa y no hay limitaciones cuando la FE está por encima de situaciones. ERES HIJA DEL ALTÍSIMO Y COMO TAL, A DONDE VAYAS, LA PALABRA TE ACOMPAÑARA,,,Usala con poder en cada momento de tu vida,,,,Es su palabra PORTADORA DE VIDA….Fíjate que no era Eliseo, ES EL DIOS DE ISRAEL quien produce sanidad, esperanza y vida.
Que te concluyo con estas palabras, que QUIEN CARGA LA FE, CARGA EL PODER PARA QUE SEAN POSIBLES LOS IMPOSIBLES, Y LIBRES LOS CAUTIVOS……….
Y es que en medio de lo que hoy vives, mujer AUN, HAY VICTORIA para aquellos que creen.

Por Emma Glizette Caballero Santiago
Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.   Deuteronomio 31: 6


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